Diagnóstico
Esta enfermedad es degenerativa.
Consiste en destruir los tejidos comunicativos:
en contraer la piel
(se pierde la sensibilidad a las caricias),
en reducir el foco visual
(se limita al espacio del libro que leemos).
Nos fatiga incluso hablar.
Y cada vez que pronunciamos un sonido,
nace provisto de largos pseudópodos grises
y se queda flotando en la salita,
como si ese fuera su destino:
una extraña ameba que ignora la hora de acostarse.
Nos afecta al oído, sordos en el búnker.
Papilas y lenguas ya están paralizadas.
La nariz es antena que percibe al instante
la chamusquina de una queja o el empalago de un suspiro.
Diagnóstico:
cáncer cíclico de silencio.
Periodo de incubación:
las rachas de impaciencia.
Previsión de recaídas ( salvo que la ciencia del perdón
descubra otros remedios):
tantas como fracasos del uno junto al otro.
Tratamiento profiláctico:
una cena en un bonito restaurante de vez en cuando
y cada mañana:
un pensamiento alegre al decir "buenos días".
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