29.3.20

Éliane Radigue - Occam Océan (full concert)



La música es un vasto continente donde encontrar recursos incontables; incluso en nuestra época de fragmentación especializada en la que los media tienden a seccionarla como pura entelequia, elemento de distinción cultural o mero entretenimiento, entraña un inmenso potencial liberador. A pesar de la presión mediática, la música representa un medio expresivo individual y colectivo de singular energía. Un hermoso ejemplo son las combas que propone Éliane Radigue para hacer sonar una orquesta, tan tenues como fascinantes. Al modo de las ondas que surgían de su ARP 2500, como si su propia existencia le hubiese llevado hasta el meollo de la música siguiendo la traza del filósofo Guillermo de Ockham, según el cual en lo más sencillo radica lo excelente. Para ello, no recurre a partituras trazadas de antemano, al contrario, se basa en la peculiar sensibilidad de cada interprete. Con el fin de sintonizar conjuntamente dispone a los músicos y les prepara con ideas e imágenes que faciliten transportarles a un espacio-tiempo propicio, en esta ocasión la vastedad oceánica. Partiendo de instrucciones verbales y de la convicción de supeditar todo al toque sereno para vivir una experiencia musical irrepetible. Nada es sometido a la premura. Hasta hallar el silencio interior y lograr el “virtuosismo” de la “simple” inspección. Proceso exaltante que como Éliane comenta: "después de años de composición solitaria, compartir el proceso de creación con otras personas es algo asombroso. Me he dado cuenta de que el sonido que estos músicos obtienen de sus instrumentos contiene aquella misteriosa y escurridiza cualidad sonora que durante años he intentando extraer de mi sintetizador sin éxito. Después de todo este tiempo, al fin veo realizadas mis fantasías sonoras" .

Pedro A. Cantero