4.5.15
4 poemas de Alfonsina Storni
Voy a dormir
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...
Tenías miedo de mi carne mortal
Tenías miedo de mi carne mortal y en ella buscabas
el alma inmortal. Para encontrarla, a palabras duras,
me abrías grandes heridas.
Entonces te inclinabas sobre ellas y aspirabas,
terrible, el olor de mi sangre.
Subconciencia
Has hablado, has hablado y me he dormido.
Pero duermo y no duermo, porque siento
que estoy bajo el supremo pensamiento:
vivo, viviré siempre y he vivido.
Has hablado, has hablado y he caído
en un marasmo... cede hasta el aliento.
Tiempo atrás, en las sombras, me he perdido:
estoy ciega. No tengo sentimiento.
Como el espacio soy, como el vacío.
Es una sombra todo el cuerpo mío
y puedo como el humo levantarme:
Oigo soplos etéreos... sobrehumanos...
Sujétame a la tierra con tus manos,
que si el viento se mueve ha de llevarme.
Oye: yo era como un mar dormido
Oye: yo era como un mar dormido.
Me despertaste y la tempestad ha estallado.
Sacudo mis olas, hundo mis buques,
subo al cielo y castigo estrellas,
me avergüenzo y escondo entre mis pliegues,
enloquezco y mato mis peces.
No me mires con miedo. Tú lo has querido.